Vacíos lucen los cochinitos. Foto: DM
“Si estuviera vivo ya se hubiese muerto de hambre”, reseña entre risas Enrique Teixeira, encargado de un abasto en el centro de San Antonio de los Altos, al referirse al tradicional cochinito en el que los empleados esperan cada año recibir de los clientes el aguinaldo.
La escasez de sencillo “liquidó” al cochinito que a pocos días de despedir el año lucen vacíos en los pocos mostradores en los que fueron colocados. “Lo colocamos por tradición, pero sabemos que muy pocos colaboraran”, agrega el joven.
Recuerda que años atrás la primera semana de enero los trabajadores se reunían para abrir el cochinito, contar el dinero y repartirlo en partes iguales, “sacaban una buena cantidad de dinero, ahorita no les alcanzaría ni para el pasaje”, indica Teixeira.
Espera que el 2018 se logre un cambio profundo en el país que ayude a superar la que a su juicio es la crisis económica más grave que ha vivido Venezuela en su historia, “uno se ríe para no llorar, pero los venezolanos somos fuertes y lograremos superar esta tragedia que hoy nos consume”, dijo.
Daniel Murolo
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